PUERPERIO
COMPLICADO
FIEBRE PUERPERAL
Existen numerosos factores que pueden
causar fiebre (una temperatura de 38.0°C o más) durante el puerperio. La mayor
parte de las fiebres persistentes después del parto se debe a infecciones del
aparato genital. Sólo en 20% de las mujeres con fiebre durante las primeras 24
h después del parto vaginal se diagnosticaba una infección pélvica, mientras
que en las pacientes sometidas a cesárea un 70%. Otras causas habituales de
fiebre puerperal son ingurgitación mamaria y pielonefritis o, en ocasiones,
complicaciones respiratorias después de la cesárea.
Casi 15% de las mujeres que no amamantan
presenta fiebre posparto por ingurgitación mamaria, cifra que es menor en las
que amamantan. La fiebre rara vez es mayor de 39°C durante los primeros días
del puerperio y no suele prolongarse durante más de 24 h. La pielonefritis
aguda tiene un cuadro clínico variable y la fiebre es con frecuencia el primer
signo de infección renal en la puérpera, seguida de hipersensibilidad en el
ángulo costovertebral, náusea y vómito. Las atelectasias son consecutivas a
hipoventilación y la mejor manera de prevenirlas consiste en toser y respirar
profundamente varias veces al día después de la intervención. Se cree que la
fiebre de las atelectasias es resultado de la infección que origina la flora
normal que prolifera distal a los tapones mucosos obstructivos. La trombosis
venosa superficial o profunda de las extremidades inferiores también ocasiona
elevaciones discretas de la temperatura en las puérperas.
Las pacientes
con una infección genital puerperal son susceptibles al desarrollo de choque
séptico, tromboflebitis pélvica y absceso pélvico. Después de un parto vaginal,
cerca de 6 a 7% de las mujeres cursa con morbilidad febril, definida como una temperatura de 38 °C o más que aparece en dos o más días
consecutivos (excepto el primer día del puerperio) durante los primeros días
después del parto. Luego de un parto
por cesárea primario, la incidencia de morbilidad febril es casi dos veces más
alta que después de un parto vaginal. Casi todos estos casos de fiebre se deben
a endometritis.
SEPSIS PUERPERAL
Infección del tracto genital que ocurre entre el
periodo transcurrido entre la rotura de membranas o el nacimiento y los 42 días
postparto y la presencia de uno o más de los siguientes datos:
·
Dolor pélvico
·
Flujo vaginal anormal
·
Flujo fétido
transvaginal
·
Retardo en la
involución uterina
·
Fiebre
La infección uterina del puerperio ha
recibido nombres diversos, entre ellos endometritis, endomiometritis y endoparametritis.
Puesto que esta infección no sólo abarca la decidua sino también al miometrio y
el tejido parametrial, los autores prefieren utilizar el concepto incluyente de
metritis con celulitis pélvica.
FACTORES DE RIESGO
a) Generales:
·
Anemia
·
Desnutrición
·
Obesidad
·
Enfermedades crónicas
debilitantes
·
Pobreza
·
Condiciones
sanitarias e higiénicas deficientes
b) Específicos
·
Control prenatal
deficiente
·
Aborto inducido
·
Infección de vías
urinarias
·
Cervicovaginitis
·
Procedimientos invasivos
de cavidad uterina
·
Rotura prematura de
membranas >6 hrs
·
Retención de restos
placentarios
·
Óbito fetal
·
Trabajo de parto
prolongado
·
Exploraciones
vaginales múltiples (>5)
·
Corioamnioitis
·
Parto instrumentado
(fórceps)
·
Desgarros cervicales
y vagino-perineales mal reparados
·
Revisión manual de la
cavidad uterina
·
Hemorragia obstétrica
·
Cesárea
·
Técnica quirúrgica
inadecuada
·
Tiempo quirúrgico
prolongado
MICROORGANISMOS MÁS COMUNES
En general, las infecciones son
polimicrobianas, lo que promueve la sinergia bacteriana. Otros factores que
favorecen la virulencia son los hematomas y tejidos desvitalizados. El cuello
uterino y la vagina presentan casi siempre este tipo de bacterias, pero la
cavidad uterina suele ser estéril antes de la rotura del saco amniótico. Como
resultado del trabajo de parto, el parto y las maniobras realizadas, el líquido
amniótico y el útero pueden contaminarse con bacterias anaerobias y aerobias.
Se reconocen patógenos anaerobios y aerobios en 63% de las muestras cultivadas
de líquido amniótico, sólo anaerobios en 30% y únicamente aerobios en 7%. Los
anaerobios incluyen especies de Peptostreptococcus y Peptococcus en
45%, especies de Bacteroides en 9% y especies de Clostridium en
3%. Los aerobios incluyen Enterococcus en 14%, estreptococos del grupo B
en 8% y Escherichia coli en 9% de las muestras aisladas.
PATOGENIA
A)
La
infección puerperal después de un parto vaginal casi siempre se encuentra en el
sitio de implantación de la placenta, la decidua y el miometrio adyacente, o
las laceraciones de cuello uterino y vagina. Las bacterias que colonizan el
cuello uterino y la vagina llegan hasta el líquido amniótico durante el trabajo
de parto y después del parto invaden el tejido uterino desvitalizado. A
continuación aparece una celulitis parametrial con infección del tejido
conectivo fibroareolar retroperitoneal pélvico. Con el tratamiento temprano, la
infección se contiene dentro de los tejidos paravaginales, pero puede
extenderse a un plano profundo de la pelvis.
B)
Los
microorganismos vaginales entran con facilidad a la cavidad uterina y pueden
volverse patógenos en el sitio placentario, según variables como el tamaño del
inóculo, el pH local y la presencia o ausencia de tejido desvitalizado. Los
mecanismos de defensa normales del cuerpo casi siempre previenen cualquier
infección progresiva, pero la falla en estas defensas permite que las bacterias
invadan el miometrio. La invasión adicional de los linfáticos parametriales
causa linfangitis, celulitis pélvica y genera la posibilidad de infección
diseminada por émbolos sépticos.
La endoparametritis
es un trastorno que pone en peligro la vida. A menudo comienza con retención de
secundinas (fragmentos placentarios y de membrana amniocoriónica) que bloquean
el flujo normal de los loquios, lo que permite la acumulación de loquios
en el útero; a su vez, esto cambia el pH y funciona como medio de cultivo para
el crecimiento bacteriano. A menos que se establezca el flujo normal de
loquios, la invasión bacteriana progresa.
EVOLUCIÓN
CLÍNICA
La infección
puerperal se presenta con fiebre ascendente y sensibilidad uterina cada vez más
intensa el día 2 o 3 del puerperio. De forma intuitiva, se cree que la intensidad de la fiebre es
directamente proporcional a la magnitud de la infección y el síndrome de
septicemia. La temperatura es casi siempre de 38 a 39°C. En caso de desarrollo
de parametritis, la elevación de la temperatura es sostenida y puede haber
signos de peritonitis pélvica. Otras veces se acompaña de un olor fétido, pero
muchas pacientes tienen loquios fétidos sin que existan datos de infección. Las
fluctuaciones térmicas erráticas y el escalofrío sugieren bacteriemia y
diseminación de émbolos sépticos, con la probabilidad particular de
diseminación a los pulmones. Cuando la estasis venosa pélvica relativa usual se
combina con un inóculo grande de bacterias patógenas anaerobias, es probable
que se produzca tromboflebitis venosa pélvica. El cuadro clínico de la tromboflebitis pélvica se caracteriza por fiebre
en espigas persistente durante 7 a 10 días después del parto, a pesar del
tratamiento antibiótico.
DIAGNÓSTICO CLÍNICO
Los signos y
síntomas varían dependiendo de la fuente de infección y pueden incluir los
siguientes:
-Fiebre y
escalofríos (bacteriemia y diseminación de émbolos)
-Dolor en
flanco, disuria y polaquiuria (IVU o pielonefritis)
-Eritema y
drenaje de la incisión quirúrgica, en los casos de infecciones de la herida
postoperatoria o del sitio de la episiotomía
-Síntomas
respiratorios, como tos, dolor pleurítico o disnea, en los casos de infección
respiratoria o embolia pulmonar séptica
-Dolor abdominal
-Loquios
malolientes
-Congestión
mamaria en los casos de mastitis
Exploración
física debe enfocarse en la identificación de la fuente de infección. Un examen
físico completo, incluyendo un examen pélvico y de mama es necesario. Los
hallazgos pueden incluir los siguientes:
-La paciente con
infección de la herida postquirúrgica o de la episiotomía tiene eritema, edema,
dolor y secreción de la herida o del sitio de la episiotomía.
-La paciente con
mastitis tiene eritema, congestionados los pechos. La infección con frecuencia
es unilateral.
La paciente con
pielonefritis o infecciones del tracto urinario pueden tener sensibilidad en el
ángulo costo-vertebral o supra-púbico y aumento de la temperatura.
-Signos
respiratorios, como los estertores, la consolidación o roncus en neumonía son
frecuentemente detectados en las infecciones del tracto respiratorio.
-La paciente
séptica con trombosis pélvica, aunque raros, puede haber venas palpables de la
pelvis. Estos pacientes tienen taquicardia que este fuera de proporción a la
fiebre.
Se recomienda
monitoreo continuo de los siguientes parámetros:
-Tensión arterial
-Tensión
arterial media (>65 mmHg)
-Frecuencia
cardiaca
-PVC (8-12 mmHg)
-Saturación de
oxígeno de sangre venosa central >65%
-Frecuencia
respiratoria
-Temperatura
corporal
-Volúmenes
urinarios horarios (>0.5 ml/kg/hr)
-Alteraciones
del estado mental
-Velocidad de
llenado capilar
LABORATORIO Y GABINETE
Para confirmar
el diagnóstico de sepsis puerperal se requiere de una anamnesis y una
exploración completa, que evalué la posible fuente de infección; además, de
presentar SRIS documentada por citología hemática (con la presencia de
leucocitosis >12,000, o leucopenia >4000, o bandemia >10%).
Se debe
solicitar los siguientes exámenes de laboratorio: Biometría hemática completa,
Química sanguínea, Pruebas de función hepática, Examen general de orina, Tiempo
de protrombina (TP) y Tiempo parcial de protrombina (TPT).
Determinar el
origen del proceso infeccioso, la etiología, por lo que es necesario, la
obtención de cultivos del foco séptico.
Los niveles
séricos de procalcitonina se elevan a partir de las 6 horas de inicio de la
sepsis, como respuesta inflamatoria, siendo un marcador relacionado con la
gravedad y evolución de la infección.
A la sospecha
de: sepsis puerperal, endometritis, colección o absceso pélvico o trombosis
ovárica, solicitar estudio ultrasonografía pélvica.
Los pacientes
con sepsis puerperal o choque séptico puede presentar por disfunción orgánica:
coagulopatía por alteración entre la vía inflamatoria y de la coagulación,
encontrándose prolongación del TTPa >60”, trombocitopenia <100,000
céls/mm3.
En la sepsis
grave como manifestación de falla orgánica puede presentarse
hiperbilirrubinemia con valores de bilirrubina total >4 mg/dL o 70 mmol/L.
La falla renal
aguda en el paciente con sepsis grave puerperal se debe a una combinación de
factores inmunológicos, tóxicos e inflamatorios que afectan la microvasculatura
y las células tubulares, por lo tanto puede haber isquemia y vasoconstricción
que posteriormente ocasiona hiperemia y vasodilatación dando como consecuencias
la necrosis tubular aguda. Cuando los niveles séricos de creatinina se elevan
>0.5 mg/dL sobre la creatinina sérica basal indica disfunción renal.
Realizar tinción
de Gram, cultivos de herida quirúrgica, colecciones de secreciones, hemocultivo
(central y periférico) en los sitios de acceso vasculares que tengan más de 48
horas de instalación, previo al inicio de la terapia antimicrobiana, para
identificar los patógenos sospechados, monitorizar la efectividad y guía de uso
apropiado de antibióticos.
VIGILANCIA
-Determinar los
niveles de procalcitonina cada 24 horas, sus niveles se incrementan rápidamente
y se relacionan con la gravedad de la sepsis, alcanzando niveles >10
ng/ml.
-Realizar
ultrasonografía pélvica para confirmar tempranamente el origen de la infección.
-Vigilar los
niveles de bilirrubinas séricas cada 24 horas, de acuerdo al estado clínico de
la paciente.
-Efectuar la
determinación de creatinica sérica en forma seriada, cada 24 horas, así como
calcular la depuración de creatinina. Para evitar el daño renal es necesario
mantener el flujo sanguíneo renal en límites aceptables por medio de la
administración de líquidos así como de vasoconstrictores (noradrenalina).
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO Y REANIMACIÓN
INICIAL
El tratamiento
de Sepsis puerperal se debe iniciar tan pronto se sospeche el diagnóstico, con
soporte y terapia antimicrobiana intravenosa antes de los resultados de los
cultivos tomados.
En el caso de
sepsis grave y choque séptico iniciar tratamiento antibiótico intravenoso en la
primera hora de hacerse el diagnóstico con cobertura contra bacterias y hongos.
Se considera que
la terapia antimicrobiana combinada debe administrarse en promedio de 7 a 10
días; si la respuesta clínica no es favorable, no se logra controlar el foco de
infección o la paciente cursa con neutropenia, se deberá revalorar el tiempo y
el tipo de tratamiento antimicrobiano.
El uso de
monoterapia antimicrobiana de amplio espectro es tan efectiva como la
combinación de betalactámicos y aminoglucósidos, en el caso de terapia empírica
inicial con sepsis grave o choque séptico.
La terapia
empírica inicial o la específica en pacientes con sepsis grave o shock séptico
pueden ser modificadas en caso de hipersensibilidad a betalactámicos o cuando
se demuestra la presencia de bacterias Gram positivas resistentes como: Staphylococcus meticilino resistente
(SAMR), Neumococo resistente a
penicilina o Enterococcus resistente
a ampicilina, adquiridos en la comunidad o a nivel hospitalario.
A las pacientes
que presentan sepsis grave o shock séptico la reanimación temprana con
estabilización de los parámetros hemodinámicos deben completarse antes de las 6
horas. Demostrando una disminución de la mortalidad de un 16.5%.
La reanimación
con líquidos puede iniciarse con soluciones cristaloides o coloides para
alcanzar las metras propuestas.
Se debe de
administrar agentes vasopresores si no se alcanzas las metas de PAM propuestas
para mejorar la perfusión tisular.
Si en las
primeras 6 horas de reanimación del choque séptico con líquidos se observa un
valor de Hb <7g/dL con Hematocrito <30% y ScvO2 <65%
se recomienda la transfusión de concentrados eritrocitarios.
En pacientes en
choque séptico y pobre respuesta a la reanimación con líquidos intravenosos
(IV) y vasopresores; administrar esteroides a baja dosis y por periodos
prolongados.
El tratamiento
antibiótico empírico inicial debe incluir una o más drogas con actividad contra
los patógenos posibles, y que penetren en concetraicones adecuadas.
En caso de usar
monoterapia como terapia empírica antimicrobiana inicial se recomienda:
-Carbapenémicos
-Cefalosporinas
de tercera o cuarta generación, evaluando el riesgo de inducción de resistecia
por betalactamasas (blees)
-Carboxipenicilinas
de espectro extendido o ureidopenicilinas combinadas con inhibidores de BLEEs.
Las metas de la
reanimación en sepsis grave y choque séptico incluyen:
-Presión venosa
central (PVC) 8-12 mmHg
-Presión
arterial media (PAM) >65 mmHg
-Gasto urinario
(GU) 0.5 mL/kg/hora
-Saturación de
oxígeno de sangre venosa (SATVO2) >70% o Saturación de oxígeno de
sangre venosa mezclada (SATV mezclada) >65%
-Demostrándose
una disminución de hasta un 16.5% de la mortalidad.
Iniciar la
reanimación con líquidos intravenosos en las pacientes con sospecha de
hipovolemia con soluciones Cristaloides 1000 ml o coloide 300 a 500 ml en un
lapso de 30 min. Ajuntándose según las condiciones de la paciente.
Como primera
elección el empleo de norepinefrina o dopamina (administrar a través de un
catéter venoso central) como primera elección de agentes vasopresores para
manejo de la hipotensión en choque séptico.
Cuando la
hemoglobina se encuentre por debajo de 7.0 g/dL, la meta es mantenerla entre 7
y 9 g/dL.
Utilización de
Hidrocortisona intravenosa en dosis bajas 200-300 mg/día, divididas en 3 a 4
dosis o en infusión continua por 7 días.
TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO Y DE SOPORTE
En pacientes con
sepsis grave identificar el sitio del foco de infección para evaluar abscesos y
drenaje quirúrgico.
La
administración de plasma fresco congelado se debe realizar siempre y cuando se
documente una deficiencia de los factores de la coagulación (elevación de TP,
INR o de TPT) y la presencia de sangrado activo o previo a intervención
quirúrgica o procedimiento invasivo.
Realizar la
debridación del tejido necrótico y la remoción de la causa principal para el
control definitivo de la infección.
La transfusión
de plaquetas debe realizarse cuando:
-El conteo sea
<5,000/mm3, con sangrado aparente
-Exista riesgo
significativo de hemorragia y la cuenta sea de 5,000/mm3 a 30,000/mm3
-Para mantener
un conteo >50,000/mm3 cuando se planee procedimiento
quirúrgico o invasivo
VIGILANCIA Y SEGUIMIENTO
Pacientes sin
evidencia de coagulopatía deben recibir profilaxis con Heparina de bajo peso
molecular.
A menos que esté
contraindicado, los pacientes con ventilación mecánica deben mantenerse con la
cabeza elevada (35 a 45°) para limitar el riesgo de aspiración y prevenir la
neumonía asociada.
La
hemotransfusión es recomendable valorar en pacientes con Hb entre 7 y 9 g/dL en
la sepsis grave puerperal.
Debe iniciarse
una ventilación protectora del pulmón con volúmenes corrientes bajos, para
evitar el riesgo de desarrollar SDRA.
Deben utilizarse
infusiones de Insulina para mantener las glucemias por debajo de 150 mg (dL).
ELECCIÓN DE
ANTIMICROBIANOS
El tratamiento antibiótico de la infección
puerperal casi siempre sigue dos principios básicos. Primero, debe instituirse tratamiento antibiótico temprano para
confinar y luego eliminar el proceso infeccioso. Segundo, los antibióticos deben tener cobertura para anaerobios porque
estos microorganismos participan en 70% de las infecciones puerperales.
Los antibióticos se continúan al menos 48
h después de que la paciente quede afebril. En particular, las infecciones por
microorganismos anaerobios requieren tratamiento farmacológico prolongado para
eliminarlas.
Los antibióticos
de amplio espectro, como la ampicilina y cefalosporinas, son agentes efectivos
de primera línea para casos leves y moderados de infección puerperal.
Cuando la infección es moderada a grave,
por lo general se usa una combinación de una penicilina con un aminoglucósido.
El principal patógeno pélvico resistente a esta combinación es Bacteroides
fragilis, que casi siempre es sensible a clindamicina. La administración de clindamicina con un aminoglucósido o con ampicilina
produce la mejor cobertura de primera línea.
Cuando se
sospechan o diagnostican tromboflebitis pélvica o tromboembolia con base en los
datos clínicos, debe iniciarse la administración de heparina no fraccionada
para aumentar el tiempo de coagulación (método de Lee-White) o el tiempo de protrombina activada a 2 o 3 veces lo normal. Solo se requieren dos o tres semanas
de tratamiento anticoagulante para la tromboflebitis pélvica no complicada. Las
pacientes con tromboflebitis femoral necesitan heparina por cuatro a seis
semanas, seguida de la administración de anticoagulante oral durante unos
cuantos meses. Si la paciente no responde a la heparina y la evolución clínica
incluye fiebre que no cede y sensibilidad pélvica, debe considerarse el
diagnostico de absceso pélvico.
El diagnostico se hace por exploración pélvica y se confirma con ecografía o
tomografía computarizada de la pelvis. El hallazgo de una masa pélvica
parametrial sensible sugiere un absceso. La ecografía confirma si la masa está
llena de líquido o es sólida. La
presencia de un absceso pélvico amerita drenaje quirúrgico.
HEMORRAGIA OBSTÉTRICA POSTPARTO
Hay muchas definiciones que se utilizan para clasificar una hemorragia puerperal como tal, de ahí que haya surgido la necesidad de unificar criterios para estandarizar el concepto y el manejo de la misma.
Según la OMS la hemorragia posparto se define como:
- OMS: Pérdida sanguínea de 500 ml o más en las primeras 24 hrs o más después del nacimiento.
- Pérdida de 1000 ml post-cesárea proveniente de genitales internos o externos.
Hay
un conjunto de datos clínicos que no debemos pasar desapercibidos, deben
buscarse de forma cautelosa y se les debe dar un seguimiento minucioso, tales
criterios son:
- Cuantificación de hemorragia > 500
ml.
- Modificación de los signos vitales.
- Hipotensión.
- Taquicardia.
- Palidez.
- Obnubilación.
- Modificación de los signos vitales.
- Hipotensión.
- Taquicardia.
- Palidez.
- Obnubilación.
Causas
Entre las causas tenemos 4, siendo la atonía uterina la más frecuente de ellas, pero también se encuentran la inversión uterina, retención placentaria o sus restos y el acretismo placentario.
Atonía uterina: el
miometrio NO se contrae después del alumbramiento, o que origina pérdida
sanguínea anormal a nivel del lecho placentario.
Inversión uterina:
Prolapso del fondo uterino a través del cérvix, y se debe en general a una
tracción excesiva del cordón umbilical antes del alumbramiento completo.
Retención
placentaria: Es cuando no se ha desprendido la placenta después de
transcurridos 15 min. de la salida del feto y a pesar del uso de oxitocina y
maniobras para la expulsión de la placenta.
Retención de restos
placentarios: Es el alumbramiento incompleto que puede presentarse después de
un parto y con menor frecuencia, posterior a una cesárea.
Acretismo placentario: Inserción anormal de una parte o de toda la placenta, con ausencia parcial o total de decidua basal, con penetración de las vellosidades a la pared uterina.
Acretismo placentario: Inserción anormal de una parte o de toda la placenta, con ausencia parcial o total de decidua basal, con penetración de las vellosidades a la pared uterina.
Como toda enfermedad, posee factores de riesgo, algunos modificables y otros no, tales factores de riesgo son:
- Obesidad
- Miomatosis uterina
- Cirugía uterina previa
- Anemia/desnutrición
- Antecedente de hemorragia en embarazo
- Edad (<16 y >35)
- Trastornos hipertensivos en el embarazo
- Sobredistención uterina
- Corioamnioitis
- Raza asiática
- Síndrome de HELLP
- Desprendimiento de placenta
- Embarazo múltiple
-Trabajo de parto prolongado
- Aplicación de fórceps
- Episiotomía medio lateral
- Uso de uteroinhibidores
- Uso de útero-tónicos
- Inducción de trabajo de parto con prostaglandinas
Objetivos
Tamizar a la mujer
embarazada por riesgo de hemorragia posparto.
Tratamiento de los factores
de riesgo modificables.
Oportuna referencia de
pacientes con alto riesgo de hemorragia.
Resolución segura del
embarazo.
Dx oportuno de hemorragia
posparto.
Conformación inmediata de un equipo para la atención eficaz de la mujer con hemorragia posparto.
Conformación inmediata de un equipo para la atención eficaz de la mujer con hemorragia posparto.
Tx de la hemorragia posparto
y reanimación simultánea del choque hipovolémico.
Vigilancia eficaz y
referencia segura a otro hospital u otro servicio.
Esto para ofrecer una
atención de calidad a la paciente y al producto y evitar que los números rojos
de la enfermedad sigan en aumento.
Justificación
En 2011 la razón de
mortalidad materna fue de 49.9 defunciones por cada 100 000 nacimientos.
La hemorragia materna fue causa básica (22.3%) de la muerte materna.
Más del 50% de las
muertes causadas por HP se presenta en las primeras 24 hrs.
La OMS reporta que
existen en el mundo 536,000 muertes maternas al año, de las cuales 140,000 son
originadas por hemorragia obstétrica, representando el 25% del total de las
muertes maternas.
Prevención
- Identificación de los factores de riesgo.
- Solicitar hemoderivados.
- Suministrar hierro.
3er período
- Identificación de los factores de riesgo.
- Solicitar hemoderivados.
- Suministrar hierro.
3er período
- Administración de un oxitotócico posparto.
-Pinzamiento tardío y tracción controlada.
- 10 UI/IM de oxitotócicos al momento del alumbramiento del hombro anterior.
- 5UI/IV posteriores a una cesárea.
- Cuantificar la perdida de sangre (en la medida de lo posible).
La administración de oxitotócicos ha reducido de manera notable las complicaciones posparto, se han utilizado esquemas que incluyen ergonovina y carbetocina, sin embargo, no han demostrado ser mejores que los oxitotóciocos. La ergonovina presenta restricciones en su utilización cuando se trata de pacientes cardiópatas. Las prostaglandinas no han demostrado tener un efecto positivo posparto.
PREVENCIÓN Y MANEJO DE LA
HEMORRAGIA POSPARTO
Se
define hemorragia posparto (HPP) usualmente como el sangrado del tracto genital
de 500 mL o más en las primeras 24 horas luego del nacimiento del niño. Algunas
personas consideran 600 mL como punto de corte y estiman que el promedio de
pérdida de sangre en partos vaginales con feto único es de 600 mL (y casi 1 000
mL para gemelar) y sugieren que un diagnóstico clínico más útil podría ser
incluir solamente aquellos casos donde la pérdida de sangre estimada fuera de 1
000 mL o más. Cualquiera sea el punto de corte utilizado, es importante tener
en cuenta que las estimaciones clínicas acerca de la cantidad de pérdida
sanguínea calculada tiende a subestimar el volumen real de pérdida, entre 43 y
50%. Este problema de estimar la cantidad de sangre perdida es uno de los
motivos por los cuales la incidencia de hemorragia posparto varíe en los
diferentes estudios entre 2,5% a 16%. La hemorragia posparto es una causa
frecuente de mortalidad materna. De todas las muertes maternas que se producen
al año en el mundo (aproximadamente 515 000 anuales), casi 30% de ellas es
debido a la presencia de esta grave complicación y se calcula que a nivel
global se produce una muerte materna cada 4 minutos, por esta patología. La
Organización Mundial de la Salud ha calculado que 99% de todas las muertes
maternas se producen en los países ‘en desarrollo’ y en los cuales la
hemorragia posparto justamente es una complicación severa que con frecuencia
produce la muerte materna, justamente en la mayoría de casos por la deficiencia
en los servicios de salud. Se ha calculado que 60% de las muertes maternas se
producen posterior al nacimiento y, de ellas, 45% se produce en las primeras 24
horas de ocurrido este . Pero, el riesgo de la hemorragia es más grave aún si
la madre tenía patologías asociadas a su condición de salud materna, como la
anemia y la malnutrición, patologías que frecuentemente acompañan a las
pacientes pobres y que lleva a la hemorragia posparto a tener una mayor
severidad clínica. Es más, se afirma que dos tercios de las pacientes que
presentaron hemorragia posparto no identificaron la presencia de riesgos
clínicos, como la multiparidad, la miomatosis o la sobredistensión uterina,
especialmente de pacientes con patologías concomitantes, como el embarazo
múltiple o el polihidramnios presente durante la gestación.(5) Todo nacimiento
produce cierto grado de hemorragia posparto, la misma que por lo general se
tiende a subvalorar, debido básicamente a la dificultad de poder cuantificarla.
Así, mediante técnicas de laboratorio, se ha estimado que es normal una pérdida
de hasta 500 mL en un parto vaginal y hasta 1 000 mL en una cesárea. Estas
pérdidas sanguíneas por lo general son bien toleradas por las pacientes, debido
básicamente a que la gestante tiene un incremento normal del volumen sanguíneo,
situación que no permite una alteración de sus signos vitales, pese a la
pérdida sanguínea presentada. Algunos investigadores consideran que una pérdida
mayor a 1 000 mL, independientemente de la vía del nacimiento, debe ser ya
considerada anormal y por lo tanto se debería prevenir y/o tomar las acciones
necesarias para disminuir esta pérdida sanguínea. Pero, es indudable que
mientras menor sea la cantidad de la hemorragia posparto, la paciente tendrá
una rápida recuperación, pues sus niveles de hemoglobina y sus reservas de
hierro serán mejores. Las causas de la hemorragia posparto pueden ser
múltiples, aunque en general se puede destacar tres de ellas, que son
justamente las más frecuentes y que se pueden presentar en toda paciente: atonía
uterina, alumbramiento incompleto y desgarros cervicales y/o vaginales. Si la
hemorragia posparto no puede ser controlada, puede llevar rá- pidamente a
hipotensión severa, shock y muerte. Aunque la mayoría de casos de muerte
materna ocurre en las primeras 24 horas posparto, esta puede estar presente
incluso en los 7 días siguientes al nacimiento. Existen factores determinantes
que hacen de la hemorragia posparto un cuadro de mayor gravedad. Así, la alta
incidencia de anemia, entre las mujeres de los países en desarrollo contribuye
a una mayor mortalidad materna, debido a que la mujer con anemia puede tolerar
menos la hipoxia que conlleva la hemorragia. Pero, además, un alto porcentaje
de nacimientos en los países en desarrollo ocurre sin la necesaria atención
profesional o, si ocurren en los servicios de salud, estos no cuentan con los
insumos y/o el personal necesario para enfrentar esta grave complicación.
Incluso, muchas veces la paciente deber ser trasladada a un centro de mayor
complejidad y no existen los medios de transporte necesarios para que ello
suceda (falta de medios de transporte, vías de acceso, comunicaciones, entre
otros). Si bien la hemorragia posparto es una complicación obstétrica muy
seria, es importante destacar que es altamente prevenible. Por ello, el conocer
los factores de riesgo que la pueden desencadenar permite al personal de salud
estar prevenido para disminuir los efectos de esta emergencia. Identificar con
la mayor objetividad el volumen del sangrado posparto es fundamental, pues por
lo general se puede subestimar y no tomar las medidas necesarias a tiempo. Por
ello, sucede en varias ocasiones que la paciente inicia con hemorragia y la
persona que está atendiendo el parto a menudo no está preparada para manejar la
emergencia o se tarda mucho tiempo tomar una decisión oportuna o quizá el
traslado de la paciente a una unidad hospitalaria de mayor complejidad. Cuando
ha existido hemorragia posparto que produce alteraciones en los signos vitales,
con frecuencia la paciente requiere transfusiones de sangre, lo cual también
conlleva los riesgos propios de este procedimiento.
PREVENCIÓN DE LA HPP
La
evidencia sugiere que el manejo activo del tercer periodo de trabajo de parto
reduce la incidencia y la severidad de la hemorragia posparto. El manejo activo
es la combinación de la administración de uterotónicos (oxitocina)
inmediatamente después del nacimiento del feto, pinzamiento y corte temprano
del cordón umbilical y tracción del cordón continua y suave esTudios de
laboraTorio Los estudios antenatales deben incluir biometría hemática. Si se
encuentra anemia, está indicada la intervención para mejorar la hemoglobina.
Los niveles de hemoglobina menores de 10 a 10,5 g/ dL están asociados a
resultados adversos del embarazo. La tipificación y pruebas cruzadas deben ser
realizadas lo más pronto posible, así como las pruebas de coagulación. manejo
de la Hemorragia posparTo En términos generales, la hemorragia obstétrica
requiere el uso de:
• Fluidos para resucitación
•
Transfusión sanguínea
•
Manejo de los trastornos de la coagulación
•
Manejo adecuado sobre respuesta a la resucitación
•
Respuesta a la hemorragia masiva obstétrica Las pacientes con factores de
riesgo debe ser revisadas periódicamente -para un manejo rápido-, su estado
general, la cantidad de sangrado y la respuesta inicial al manejo.
• En caso de atonía uterina: Se debe valorar
la altura uterina y empezar el masaje del fondo uterino. Si no existe
retracción uterina adecuada, se debe iniciar oxitocina, 5 unidades en bolo y posteriormente
20 UI en 1 000 mL de solución salina al 0,9%; también, se podría colocar 10 UI
de oxitocina intramiometrial, con aguja espinal. Actualmente, se ha valorado el
uso de misoprostol para la hemorragia posparto por atonía uterina, con
resultados alentadores. La indicación más común es administrar 800 a 1 200 µg
por vía rectal.
•
Retención de restos placentarios y/o membranas: Si el diagnóstico corresponde a
retención de tejidos placentarios o membranas de la placenta, se debe efectuar
lo más pronto posible la revisión y extracción de los tejidos. La paciente
requiere anestesia general.
•
Traumatismo genital y desgarros: El traumatismo genital está ligado a un
sangrado persistente, generalmente en menor cantidad que la retención de
tejidos y la atonía uterina. Los desgarros genitales deben ser evaluados
cuidadosamente y reparados, poniendo atención en evitar la formación de
hematomas en la región. Se recomienda realizar este procedimiento bajo
anestesia general.
•
Cirugía: laparatomía. Si la atonía uterina o el sangrado por retención de
membranas es importante y no se ha podido controlar, es posible que la paciente
requiera una histerectomía de emergencia. Para ello, la incisión remendada será
mediana infraumbilical, aunque depende de la decisión del cirujano. La ligadura
de las arterias uterinas es un procedimiento poco dificultoso, que puede ser
altamente efectivo en controlar el sangrado
Hallazgos clínicos del shock
hipovolémico.
Pérdida
de volumen sanguíneo (mL) Presión arterial Signos y síntomas Grado se shock 500
a 1 000 (10 a 15%) Normal Palpitaciones, taquicardia, mareo Compensado 1 000 a
1 500 (15 a 25%) Caída leve (80 a 100 mmHg) Debilidad, taquicardia,
transpiración Leve 1 500 a 2 000 (25 a 35%) Caída severa (70 a 80 mmHg)
inquietud, palidez, oliguria Moderado 2 000 a 3 000 (35 a 50%) Caída marcada
(50 a 70 mmHg) Colapso, hambre de aire, lo que no se las realiza de forma
rutinaria.
CONCLUSIONES
Cuando
una paciente presenta hemorragia posparto, es importante evaluar en forma
inmediata las probables causas: en 70% de los casos es la atonía uterina, 20%
desgarros y/o laceraciones cervicales y/o vaginales, 10% restos en la cavidad
uterina o placenta retenida y en menos de 1% podría deberse a trastornos de
coagulación. Es indudable que la prevención de la hemorragia posparto es la
mejor alternativa de manejo para este tipo de complicaciones y para ello
contribuye acciones que no solo estén ligadas al momento de la hemorragia, sino
también al control prenatal y sus datos relacionados a hematología gestacional.
RECOMENDACIONES FINALES
• Evaluar los niveles de hemoglobina antes del
parto y, si es posible y necesario, debemos corregir estos niveles antes del
nacimiento.
•
Efectuar la episiotomía solo en los casos necesarios y no en forma rutinaria.
Además, si fuese necesaria, esta debería ser efectuada justo en el momento de
la salida de la presentación fetal y no varios minutos previos, pues ello
incrementa el volumen sanguíneo perdido.
•
No dudar en efectuar el ‘manejo activo’ del alumbramiento, pues está plenamente
demostrada su eficacia para disminuir la hemorragia posparto.
•
Evaluar los signos vitales de la paciente, tanto en el momento de la atención
del parto, así como después de haber terminado el procedimiento. Ello le
permitirá al operador tener una idea general de su estado y analizar con
frialdad la cuantía de sangre perdida. Recordemos que si el sangrado fue normal
(menor de 500 mL), no debe existir alteraciones en los signos vitales de la
paciente.
•
Si una paciente presenta hemorragia evidente, que sea catalogada como mayor a
lo normal, el operador debe estar preparado para actuar de inmediato, pues ella
requiere buscar ayuda, asegurar las vías aéreas permeables, administrar
volúmenes disponibles intravenosos, enviar muestras para tipificación sanguínea
y administrar paquetes globulares lo más pronto posible.(20) • Si la paciente
presenta alteraciones hemodinámicas, sin la presencia de sangrado evidente por
la vía vaginal, debemos sospechar inmediatamente en la pérdida oculta de sangre
que puede estar sucediendo. Ello podría ser debido a rotura uterina, hematoma,
inversión uterina parcial e incluso embolia del líquido amniótico.
•
Si nos encontramos en un lugar en el que no tenemos posibilidades de efectuar
algunos procedimientos, entonces no debemos olvidar disminuir los riesgos,
aplicando los retractores uterinos que disponemos, brindar masaje uterino
(atonía uterina) y ayudar al traslado de la paciente a un hospital de mayor
complejidad.
•
Si no disponemos de retractores y el diagnóstico es atonía uterina y/o
presencia de desgarros (cervicales y/o vaginales) y no podemos efectuar
suturas, por lo menos colocar compresas y efectuar un taponamiento, hasta
llegar a un centro de mayor complejidad.
Bibliografía:
“Prevención y manejo de la hemorragia
obstétrica en el primer, segundo y tercer niveles de atención”. Guía de
práctica clínica. CENETEC 2013.
“Diagnóstico y tratamiento de la sepsis
puerperal”. Guía de práctica clínica. CENETEC 2011.
“Hemorragia
obstétrica”. Hellam,
Leveno, y Pritchard J. A. Obstetricia. 23ª edición. México. Williams, 2011, p.
757-803.
“Hemorragia obstétrica y sepsis
puerperal”. Hacker, Gambone
y Hobel.
Ginecología y obstétricia de Hacker y Moore, p. 128-138
Norma Oficial Mexicana.
http://scielo.isciii.es/pdf/asisna/v32s1/obstetricia7.pdf
http://www.juntadeandalucia.es/servicioandaluzdesalud/hinmaculada/web/servicios/tcg/documentos/Protocolos/Para%20Medicos%20A.P/Puerperio.pdf